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Cuando el amor toca las puertas de nuestra vida, nos cambia radicalmente en un giro de 360° nos volvemos un ser único que actúa por impulso, por sentimiento, no pensamos…solo sentimos. El amor es el sentimiento más puro que Dios pudo darnos, pero muchas veces el mismo amor nos destruye, sin darnos cuenta nos lastimamos, sufrimos e incluso lloramos, pero… ¿Quién dijo que el amor no duele? Más sin embargo sin ese dolor no podemos aprender a valorar las cosas, lo que tenemos y lo que no tenemos, valoramos a la persona que rechazamos una vez por irnos con la más guapa o el más guapo, sin darnos cuenta que el sentimiento es de por medio, no el estuche. Pero… ¿Qué pasa cuando el amor vuelve del pasado? ¿Cuándo esa persona que creíamos olvidada regresa de la nada y simplemente quiere recuperar lo que tal vez ya perdió? ¿Qué hacer en ese momento? Simplemente ser sinceros con uno mismo y darse cuenta lo que realmente siente, por ahí se dice “Donde hubo fuego, cenizas quedan”, pero muchas veces no es así, simplemente sirve para darse cuenta por qué realmente decidimos decirle adiós a esa persona, que en su momento fue especial pero ahora es parte de nuestro pasado, aceptarlo es lo necesario para que el recuerdo consuma ese amor fugitivo que aún sigue por ahí, y buscar una nueva esperanza en un nuevo horizonte… Hay mucho camino por recorrer y más personas a las cuales TÚ le pareces atractivo o atractiva, o le pareces especial, o le gustas… Simplemente abre tu corazón y deja el pasado atrás, lo que un día fue…ahora es difícil que vuelva a ser…pero se le quiere por lo que fue en un tiempo, no por lo que pueda llegar a ser ahora…
Iván Sánchez Guillén

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